El vació en nuestro interior se llena cuando damos rienda suelta a nuestro niño interior
Muchos sienten un vació en su interior, y se desesperan por llenar ese vació con cosas superficiales que solamente pueden servir de parches temporales.
Muchos intentan llenar ese vació con otras personas, pero lo cierto es que esas personas nos pueden aportar cosas muy positivas, pero jamas van a llenar nuestro interior. Las personas son una vía para mostrar nuestra expresión, pero no pueden ser la expresión que llena nuestro interior.
Esos vacíos que tenemos en nuestro interior, no son mas que espacios que están ansiosos por ser llenados, son como esas hojas en blanco donde hay que pintar o escribir, pero en nuestro caso si no comenzamos a crear algo en ese espacio, comenzamos a frustrarnos y a buscar perdidos en el exterior, lo que no somos capaces de crear en nuestro interior.
Ese vació en nuestro interior, también se debe a que hemos impedido que ese niño que tenemos dentro siga jugando, nos hemos hecho adultos, o mejor dicho hemos pensado que hacerse adulto y madurar, implicaba matar a ese niño creativo y tan lleno de vida que estaba en nuestro interior.
Podríamos haber crecido y madurado cogidos de la mano de ese niño que tanto nos podría haber enseñado, pero gente adulta nos dijo que nos teníamos que separar de ese niño para que tuviéramos un sitio en la sociedad.
Pero lo que debemos de matar realmente no es a ese niño, sino que a esas viejas y falsas ideas que nos dicen que para ser completos y maduros, tenemos que matar a esa creatividad que jugueteaba en nuestro interior cuando eramos niños.
Cada persona ha de encontrar su propio camino para reencontrarse con ese niño olvidado, ese niño que volverá a llenar de vida su interior.
Aunque cada uno ha de encontrar su camino, hay algo claro que todos debemos de hacer para volvernos a sentir repletos de vida, y eso es deshacerse de las ideas falsas que nos tienen condicionados a ser quien realmente no somos o no queremos ser, deshacernos de todo lo que hacemos para ser aceptados, para hacer simplemente lo que nuestro verdadero yo desea hacer.
Para volver a sentir la plenitud interior, debemos de quitarnos todas las mascaras y capas que han enterrado a ese niño que sufre limitado en nuestro interior, cuando así lo hagamos, dejaremos un espacio para que ese niño juegue, aprenda y construya.
Dejaremos que ese niño se haga adulto, pero con un corazón de niño, dejaremos que ese niño aprenda de la sabiduría de la vida y que se salte esas clases en las que el maestro es esa sociedad superficial.
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